José R. Sierra
Sabemos que “Teatro popular”
es el teatro hecho de
y para el pueblo, que utiliza como base sus costumbres y tradiciones, y siempre
está involucrado en los constantes cambios temporales y de tradiciones.
El teatro popular debería ser utilizado
como un medio que exponga los problemas sociales, políticos, etc., de un pueblo
y también permita a que los mismos expositores propongan soluciones a los
problemas que afectan a la sociedad en sí. También puede ser utilizado para
remarcar la cultura del mismo pueblo y que dentro de ellos puedan tener el
acceso a la educación. Un teatro que pueda ser accesible para personas de
cualquier clase social, tenga la habilidad de comunicar un mensaje y concientizar
a las personas para buscar un bien común, un cambio en la sociedad actual.
Lamentablemente, hoy en día mucho de eso
está perdido, pues, el público únicamente va a ver espectáculo, todo lo que sea
del entretenimiento que no despierta ningún interés social ni involucra al
público dentro de una historia con la que puedan sentirse identificados. Es
normal que en nuestra sociedad conservadora estén cansados del tener que
sobrevivir en lugar de vivir e ir al teatro para presenciar lo mismo que viven
día a día puede ser tedioso, pero muchas de esas personas tampoco son
impulsadores de cambio para un país como Guatemala, nuestra sociedad está muy
mal informada por los medios de comunicación masiva que no contribuyen para el
bien del país, simplemente se venden por cubrir noticias de interés político,
generar polémica y tapar con una cortina la realidad que se vive en el país.
Pienso que el teatro popular actual debe
tratar de emerger más ya que no existe mucha difusión para este tipo de
propuestas ya que las ven puramente como un tipo de teatro de protesta o
político sin mayor interés, cosa que viene siendo también culpa de los mismos
artistas que entre nosotros mismos siempre existe una competencia o el deseo de
un protagonismo sobre los demás, en un país como el nuestro, los mismos
artistas están divididos y consecuencia de ello es que el arte de nuestro país
no se aprecia y no trasciende más allá.
Existen muchas propuestas de todo tipo de
teatro que tienen mucha calidad y valen la pena que sean presentadas ante
grandes públicos no sólo de aquí, que en algún punto se vuelva un teatro hecho
por el pueblo para receptores extranjeros y que ellos también conozcan la
problemática y la cultura que se vive y practica en Guatemala.
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